" (...) gracias a mis gustos bastos, me creo más feliz que otros, puesto que estoy convencido de que gracias a ellos puedo gozar de mayores placeres. Felices aquellos que, sin hacer daño a nadie, saben conseguirlos, e insensatos los que se imaginan que el Ser Supremo pueda celebrar los dolores, las penas y las abstinencias que les ofrecen como sacrificio, y que solo ama a los extravagantes que se las imponen. Dios no puede exigir a sus criaturas sino la práctica de las virtudes cuyo germen Él ha colocado en su alma, y no nos ha dado nada cuyo fin no sea hacernos felices: amor propio, ambición de alabanzas, sentimiento de emulación, fuerza, valor, y una facultad de la que nada puede privarnos: la de matarnos si, tras un cálculo, acertado o erróneo, tenemos la desgracia de considerar que ello nos conviene. Esta es la prueba más sólida de nuestra libertad moral, que tanto ha combatido el sofisma."
LAS MEMORIAS DE CASANOVA. Escritas entre 1790-1798
(Incluido sólo el Prefacio)
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